En este cuarto de siglo recorrido, estamos descubriendo la relevancia del cuerpo
Somos tierra viva, polvo de estrellas que late. Las personas somos un cuerpo, un cuento, o una recurrencia , eso me decía Soraida Villamediana amiga querida en el alma de nuestra carrera como Coaches Ontológicas.
Somos un cuerpo que sueña con el futuro. A los humanos nos une el ser vulnerables y soñadores, frágiles y ambiciosos.
Nos duele el presente, nos arrastra el pasado y aspiramos a un futuro distinto y por eso invertimos en cambiar.
La transformación es el impulso que nos mueve a actuar y la esperanza es la fuente de energía de ese impulso.
El aprendizaje personal y en equipos es la cancha donde ese cambio ocurre. Aprendemos por decisión y nos pasa también que aprendemos sin querer.
Esos aprendizajes se incorporan en nuestra estructura física, se alojan en nuestros músculos, en nuestra forma de preservar la vida, y en la dinámica de nuestro cuerpo en contacto con todo el entorno vital.
En el siglo XX emergieron las emociones haciéndose importantes. En este cuarto de siglo recorrido, estamos descubriendo la relevancia del cuerpo, biología y corporalidad, en el complejo proceso de transformarnos. En nuestro cuerpo están contenidas todas nuestras posibilidades y todas nuestras restricciones.
Ni los equipos ni las personas pueden cambiar su comportamiento sin atravesar sus cuerpos. Es en el cuerpo de las personas y en la fisicalidad de un equipo que están tanto los obstáculos como las opciones de transformación.
Desde el Coaching Ontológico y la Consultoría Ontológica estamos incluyendo esta dimensión con rigor y responsabilidad, conscientes de que la preservación del cambio y de la innovación, pasan por incluir el cuerpo en cualquier proceso.
Alicia Pizarro Domínguez