El Envejecimiento Mundial: un Desafío que Nos Invita a Evolucionar Juntos
Columna Ontológica Empresarial
El Envejecimiento Mundial: un Desafío que Nos Invita a Evolucionar Juntos
Por Paz Marticorena, Periodista y Coach Ontológica Senior
La composición etaria del mundo está cambiando. Sin grandes titulares, sin escándalos. Pero con una constancia que no se detiene. Según proyecciones de la ONU, en 2050, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años, y la población de 80 años o más se triplicará, pasando de 143 millones en 2019 a 426 millones en 2050.
Y aunque suene lejano, esta realidad ya está tocando las puertas de nuestras empresas, impactando equipos, decisiones y vínculos y, aunque este fenómeno va más allá de los números, nos plantea una pregunta urgente ¿cómo vivir y trabajar en un entorno donde conviven varias generaciones, con formas distintas de ver la vida, de comunicarse, priorizar, etc?
En Newfield Consulting lo vivimos de cerca. Acompañamos desde nuestra área de Consultoría Ontológica, a una organización enfrentando este reto: cuatro generaciones compartiendo responsabilidades, proyectos y reuniones. Baby Boomers, Gen X, Millennials y Z y, lo que comenzó como una fuente de tensión en una sesión de coaching de equipos, – debido a diferencias, choques, malentendidos, terminó convirtiéndose en una oportunidad de transformación. ¿El punto de quiebre? Dejar de ver las diferencias como obstáculo, reconocer los juicios presentes cuando conversaban… y empezar a escuchar “la palabra del otro” como un aporte o una posibilidad de transformación.
Más allá de la edad: distintas maneras de habitar el mundo
Hablar de generaciones suele activar estereotipos, incluso caricaturas. “Que los jóvenes no se enfocan”, “que los mayores no cambian”, “que los Millennials se aburren fácil”, “que los Boomers son demasiado formales”. Pero estas ideas, son juicios preliminares que muchas veces podrían bloquear nuestra posibilidad de “escucha”, nuestro cuerpo, e incluso, la apertura emocional para colaborar y trabajar en equipo desde el respeto.
La Ontología del Lenguaje, como plantea Rafael Echeverría, nos invita a ver estos juicios como interpretaciones subyacentes de la realidad, donde “no vemos las cosas como son, sino más bien cómo somos”… lejos de las “verdades absolutas” del programa metafísico. El lenguaje no solo nombra lo que vemos. También les confiere sentido. Y si vivimos en un sistema que etiqueta lo distinto, es muy probable, que, sin darnos cuenta, terminemos atrapados en ellas, viviendo una versión caricaturizada del otro.
En esa empresa que acompañamos, algo cambió cuando los equipos comenzaron a hablar desde la curiosidad y no desde la certeza. Cuando indagaron en vez de asumir. Cuando, simplemente, se escucharon. Los mayores dejaron de sentirse en retirada. Los más jóvenes descubrieron un caudal de experiencia a su lado. Y no fue por arte de magia. Fue por abrir el juego a una nueva forma de conversar y escuchar.
Conversar distinto transforma
Una conversación transformadora u ontológica, que es lo que solemos enseñar a nuestros líderes, rara vez empieza con una solución. Suele comenzar con preguntas de ¿cómo estás viendo al otro? ¿Qué historia te estás contando sobre él o ella? ¿cuáles son tus conversaciones privadas cuando interactúas con ella?.
Esto no solo puede mejorar el entorno laboral. Sino que también tiene directa relación en el impacto de los resultados. Una investigación de Harvard, a la que llamaron: «Bridging the Generational Divide: The Power of Intergenerational Teams», revela que los equipos generacionalmente diversos y bien integrados son hasta un 15 % más productivos y muestran un 20 % más de satisfacción del cliente. ¿Por qué? Porque manejan mejor la complejidad, tienen más puntos de vista y desarrollan mayor resiliencia.
¿Y si el conflicto no está en la diferencia, sino en cómo la interpretamos?
Las brechas existen. En tecnología, en estilo, en códigos, en velocidades. Pero muchas veces, lo que lastima no es la diferencia, sino la forma cómo gestionamos los juicios que la acompañan. Si pensamos que la lentitud es torpeza, que la informalidad es falta de compromiso, que la experiencia es rigidez, estamos bloqueando el diálogo.
Desde las competencias del coaching ontológico y el gerente coach, procuramos abrir espacios seguros emocionalmente, donde las personas puedan expresarse sin miedo y aprender a gestionar las diferencias validando al otro como legítimo otro diferente a mí. Ahí está, creemos, la clave de la convivencia de los distintos. Incluso, cuando tenemos puntos de vista divergentes para que la diferencia no incomode, sino que enriquezca. Así, cada generación sabe que tiene algo valioso que ofrecer y algo por aprender.
Liderazgos que generan futuro
Las organizaciones que están enfrentando bien este cambio tienen algo en común: líderes con la capacidad de sostener conversaciones difíciles – desde el cuerpo, la emoción y el lenguaje- , sin evadirlas ni dramatizarlas. Líderes asertivos que diseñan y reflexionan en acción lo que dicen o lo que callan, pero sobre todo cuándo tienen que escuchar. El momento es ahora. Envejecer no es el problema. El problema sería no prepararnos para lo que ya está ocurriendo.
La longevidad puede ser una ventaja si nos atrevemos a conversar distinto, y a liderar con conciencia ontológica, para diseñar culturas donde quepan todas las formas de ser y estar en el mundo.
¿Difícil? Sí. ¿Posible? También. ¿Necesario? Sin duda.